Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

miércoles, diciembre 31

Aquí estoy, levantándome con los ojos llenos de legañas y sin saber siquiera pronunciar una palabra del sueño que tengo. Haciéndome el café (cargado) dándole al primer botón que he pillado de la cafetera. Odio cuando no puedo separar las pestañas. Buenos días mamá. Se ríe, no me entiende cuando hablo.
Me he liado el primer cigarro del día, casi tan importante como el último, el de encontrar inspiración para saber qué escribir al día siguiente. Me he sentado en la terraza, con mi portátil entre las piernas, y me he enchufado el cigarro. Me dispongo a ver el amanecer del último día del año. 
Ha estado bien, sí, definitivamente ha estado muy bien. Desintoxicaciones a dependencias, gente nueva, festivales en verano, días familiares y mucho aprendizaje sobre la vida en general. Los libros son los que más enseñan. 
La avenida de debajo de mi casa está plagada de taxis a estas horas de la mañana, llegando a su destino o volviendo a su partida. Descansar, el día de hoy tiene una noche larga.