Me quedé,
aunque cabía la posibilidad de que igual era lo último que me concedería la vida
o la muerte,
decidí quedarme.
La vida tiene las patas muy cortas,
pero arriesgué.
Me tiré cabeza abajo,
tu decidiste hacerlo boca arriba,
besándome.
El infierno me sabia a poco,
era el humo lo que me hacía brillar en la luz.
y preguntarás ¿y en la oscuridad?
en la oscuridad solo estaban tus pupilas,
encerradas entre tus pestañas.