Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

lunes, diciembre 29

Hay días en los que elegiría no pensar, en los que sería perfecto no tener nada más en la cabeza, solo lo que ven tus ojos, o lo que no ven. Es cierto que las cosas más bonitas no se ven con los ojos abiertos. 
Ahí estábamos nosotros, congelados de frío, en el banco de siempre. Piti arriba y piti abajo. Intentaba hacerme una ligera idea de por qué ahí y no en otro lado decidimos ser infieles a nuestro mundo, pero luego lo entendí: "no había un por qué, y eso era lo importante".
Girábamos la cabeza para ver cuántos segundos tardaba el semáforo en frenar el aceleron de cualquier conductor con prisa, yo mientras tanto, contaba cuantas sonrisas era capaz de darte en ese instante. Jugábamos a darnos palos, uno tras otro, sin medida, sin piedad. Sabes que haces daño cuando te contestan con otra más fuerte. Y te ríes. Joder, que esencial es eso. Reírte hasta que te duelan las costillas. 
Nos robábamos las frases, las copiábamos, les poníamos la esencia de nuestro acento y las soltábamos en el momento más oportuno, o inoportuno,
como cuando se puso a llover.