Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

viernes, diciembre 5

Hoy hago homenage al grande de Santiuve copiando textualmente sus palabras:

"Me contó que veían nuestros bailes como a la expresión física de las inquietudes, en todas sus variantes, los movimientos espasmódicos que reflejaban nuestra impotencia más humana, los giros alocados eran sin duda nuestra ira, no sólo mera exposición de una habilidad trabajada con empeño, que también, además de un ejercicio físicos riguroso y completo. Me dijo que el rap era la representación de nuestra intelectualidad, improvisando rimas entrenábamos nuestras capacidades neurolingüísticas, enfrentarse a una multitud como maestro de ceremonias ponía a prueba nuestra inteligencia social, y escribir versos reivindicando una situación vivida o incluso a nosotros mismos era un ejercicio vital que todo ser humano que se precie debía practicar alguna vez. Insistió en que el graffiti era nuestro espejo del alma, la disciplina más gráfica del abanico, decía que escribir nuestro nombre en grande formaba parte de nuestro más primitivo deseo de autoafirmación, así como las firmas en los bombardeos, nuestro irrefrenable anhelo de hacernos notar, de hacer constar una identidad, la nuestra, de marcar el territorio, como cualquier animal. De los djs hablaba como de seres todopoderosos, artífices privilegiados con una responsabilidad íntimamente ligada a los demás elementos, ellos controlaban el tempo, la música que a todas horas sonaba para todos, los breaks monótonos y funkys, los loops hipnóticos de baterías que nos procuraban el trance, el bombo y la caja, recordándonos con el dominio del scratch que sonaremos en ambos sentidos, por siempre, que estos tiempos eran nuestros. 
Me dijo que habíamos creado algo maravilloso, y me dijo también que nos habíamos obsesionado con los orígenes del movimiento, que habíamos olvidado por completo un principio natural de nuestro mundo (o que ni siquiera habíamos caído en su cuenta), que las cosas vienen de un lugar y que se dirigen a otros, que, como nos trató de enseñar la historia tantas veces, evolucionar no se trata de abandonarnos a nuestra suerte y mucho menos de tratar de frenar dicha evolución en ocasiones, sino de encauzarla con sabiduría y admirarla"