Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

viernes, septiembre 27

Demasiado amor, para tan poco tiempo.
Empezaron siendo las doce, y acabó siendo la una de la mañana de la semana siguiente. Esa forma de quitarse la ropa, desabrochándose cada botón del pantalón, hace que vuelen los segundos. Esa forma de moverse, de seducirte con la mirada, hace que pienses que no quieres salir de esa cama ni aunque te hagan el hombre más rico del mundo. Con ella, ya tienes todo lo que necesitas. Noches en las que gritar es la única forma de escaparte de esa locura, para darte cuenta que lo estas viviendo de forma real. Y para esto último, no hacen falta pellizcos, simplemente el roce de su pelo, el roce de las sábanas, el roce de esa almohada que luego olerá a ella. Yo también soy uno entre tantos adictos a su colonia.
No hay forma de explicar el momento en el que sube la persiana, y te ataca con las cosquillas que tanto le gusta hacerte. Suena raro decir que te despiertas soñando. Soñando con no parpadear para no perderte ni un segundo su sonrisa. Porque la verdad, es que ni yo sé de lo que seria capaz por esa sonrisa.

domingo, septiembre 22


Sin ninguna duda eres preciosa. Y eso es algo que nunca dejaré de recordarte.
Ya te lo dije.
Es como ese olor de la gasolina. Ese que te obliga a abrir la puerta del coche como si fuera una droga. O, lo que es más, un amor.
Eso siento yo cuando huelo tu pelo.
Y si, es una copia, calcado de mis sentimientos, leído en lo más profundo de lo que sea. De mi ser.
Y el tuyo.
Gracias, cariño, por darme una vida rodeada de poesía.
Día a día. También.
Tus poemas se me hacen cortos. Como los tíos.
O pavos.
Cada cual más corto. Supongo que son los celos.
No te preocupes, que por celos. Lo nuestro será eterno.
Y es que, de verdad, eres preciosa.
Y tu forma de mirarme, o de cenar conmigo, o de volverme loco cuando te haces la enfadada, me puede. Al igual que tu forma de seducirme cuando bailas.
Como si no estuviera ya totalmente seducido.
Y que cada vez lo estoy más.
Y recuerdo cuando hablábamos de una tal camarera de las estrellas. Y ahora las estrellas tienen tu nombre.
Vamos avanzando.
Flores amarillas, rojas, Valencia o Madrid. Me es indiferente.
Sigues estando en mis sueños. Siempre con ese olor. Y te beso, y resulta que no es un sueño. Y joder, que suerte. Pienso.
Y lo único que quiero que sepas es que te quiero.
Que no olvides que tienes un chico donde quiera que estés.
Que soy tu chico. En lo bueno y en lo malo.
Lo arreglaremos a base de besos. Y pinchos de gulas.
Y cuando pienses equivocadamente que me echas más de menos que yo, mira al cielo. Eres la protagonista de mi cuento de intriga. Intriga para algunos.
Porque hace tiempo que escribimos el final. El cual dice…
Juntos, siempre.
Nunca me has fallado. Ni lo más mínimo.
Y la lealtad es un concepto atípico.
Otra de las infinitas cosas que te hacen especial. Tengo demasiadas cuentas pendientes de ti.
Y por cuentas, me refiero a besos.

lunes, septiembre 2


Bésame. Y cuando nuestros labios estén por fin juntos, que se pare el tiempo.
Ha llegado el otoño y nos ha pillado fumando.
Nos.
Me niego a empapar otra piel que no sea la tuya con mis lágrimas.
Me niego a no tener sesión doble de cosquillas los fines de semana.
Y me niego a no picarte ganando a las cartas.
Pero no tengo miedo.
Eso no se acabará. Tan seguro como que es un dos de espadas.

Hiciste que la realidad superara mis sueños. Y ahora, vuelve a ser de día. Y el sol ya no es tan sol, sino más amarillo. Y cada vez que me acuerdo de nuestras gilipolleces de subnormales me río inevitablemente.
E inevitablemente no puedo dejar de decir “te amo”.
Pero eso ya lo sabías.
Así como también sabías que tus caricias me dejaban inmóvil. Quieto.
Mientras todo pasaba a mi alrededor.
Y con todo, me refiero a ti.
Victoria

Tenemos el record de días perfectos. Tantísimos besos invertidos y tan pocas fugas de clase. Curioso. Nunca pensé que dormir al lado de alguien pudiera llegar a ser tan maravilloso. Y necesario. Y por supuesto, nuestras manos solo se preocupaban por agarrarse con fuerza para quitarnos el miedo de madrugada.
Cuantos cuentos soñados contigo, mosquetera. Lo nuestro ya no va de espadas, ni de números, sino de anillos.