Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

lunes, enero 28

Ese amor brilla por su ausencia. La excepción que confirma que no hay regla, ni teoría, ni ley. No hay posibilidades ni compatibilidades. Siempre acabas careciendo de lo que presumes tener. Alcanzar la gloria solo es de afortunados, afortunados que llevan la suerte metida en el bolsillo. Sin casualidades y simplemente con destino. Destino elegido por aquél, que, en otro planeta, decide hacerte budú. De modo que, después de cálculos y de poner en balanzas las cosas buenas y malas, sale siempre como resultado "no volver a despertarse". Curioso es que siempre nos despertemos, e increíble es que muchas veces lo hagamos sonriendo.


domingo, enero 27

"Soy una chica que no suele sorprenderse. Una chica a la que no le gustan los -te quiero- forzados al final de una conversación. Soy de las que no le gustan las cosas predecibles. No me gusta despertarme pensado en alguien y acostarme pensando en el mismo. Es como muy monótono eso del amor ¿no?. Supongo que en algún momento la monotonía cansa, y, a mi me gusta hablar de -para siempre- antes que hablar de -para un rato-. Me gustaría tirarme al  puerto, una noche de un sábado, a las 4 de la mañana en pleno enero.
 No acostumbrarme a los -te quiero- y que fueran inesperados. Sorprenderme cada mañana con una nota de voz nueva. Echarle de menos solo con girar la mirada. Comerle a besos cada vez que suena nuestra canción en una discoteca. Me gustaría despertarme y acostarme a su lado, y no pensando en él, que también.
 En resumen, si quisiera pedir algo, pediría única y exclusivamente, que te quedases."
 
 

lunes, enero 21

Un numero entre el 7 y el 3.

        Hay una diferencia entre nosotros y el resto del mundo. Todo barco puede hundirse cabo, hasta el más grande y seguro del mundo. Lo que nadie sabe es que nuestro barco puede volar, que el mar es donde tiramos las pulseras y el cielo donde las guardamos. Las nubes son nuestra aduana particular, y los aviones, nuestros compañeros de viaje.
       
        Nuestro menú de vuelo es un poco repetitivo, pero nunca nos cansamos, al final he encontrado el remedio de mi apetito. Que no he necesitado cinco sentidos. Cierro los ojos, te tapo el oído, te cojo las manos, dejo de respirar. Y te beso. Siempre te beso. No me hablen de nostalgia si no han salido por su portal, descalzos, con su olor aún por el cuerpo, con su mirada clavada en la mente y ese jodido beso.

      Ya conocíamos eso de las miradas predecibles que hablan sin querer. Vaya, sin querer. También éramos conscientes de lo que significa dar calabazas, cuando deberíamos pedir eso que ya habíamos hablado en su día; que un centímetro era demasiada distancia.

       Y cuando por fin acabamos con la distancia, nos distanciamos, una avenida y dos manzanas para ser exactos, y volvería el apetito, durante un día, o eso nos decíamos. Y no encontrábamos la manera de dormir hartándonos el uno del otro, acariciando su piel como si nunca antes lo hubiera intentado. Intentando distinguir el sueño del sueño, por pequeños matices que nos impedían cerrar los ojos, por haber elegido el sueño que teníamos delante. Estúpido adicto.

                           Soñar está permitido, cumplirlo es obligatorio.
                     
                                                                 "Buenas noches pareja"
           

martes, enero 15

 

Uno detrás de otro, como dos fumetas sin control. Terminándonos el paquete a besos. Nicotina en estado puro. Yo sin mono de ti, y tu sin mono de mi. Alquitrán en los pulmones, y quedándonos sin respiración. El arte de quedarnos sin gas en el mechero y con agujetas en las mandíbulas entre beso y beso. El humo del frio al suspirar es nuestra monotonía. Queriéndonos, dejándonos llevar por la polvora de cada piti. Somos unos chustas, pero almenos aprovechamos cada segundo de nuestros besos, cada segundo de nuestra puta adicción que nadie entiende.

domingo, enero 13

Enero 2037
+¿Con la revolución francesa? ¿En serio así empezó todo?
- Así es, empezó hace años y todavía parece que seguimos en ese día. Brindando en los minutos más importantes por nosotros, para que nunca acabase. Pidiendo en cada estrella fugaz que sucediese en hawai lo que sucedió hace 7 años. Levantándonos cada día intentando no ser predecibles. Aprendiéndonos canciones que tienen momentos perfectos para darnos besos de esos que no te puedes dar delante de tus hijos. Fumándonos los últimos pitis de la caja, siempre pidiendo en la primera calada que todo continuase como hasta el momento. Comprendiendo que las adicciones a veces no son malas. Subiendo hasta el tercero en todos los ascensores. Sonriendo como si se acabase el mundo. Durmiendo con atrapasueños para siempre poder soñar con  lo mismo. Enamorándonos como críos.

jueves, enero 10

Ascensor. Piso menos uno. Bien, por fin el el garaje. Cojeré el coche y meteré quinta nada más arrancar. Quiero hostiarmela hasta que salte el airbag y me frene mis ganas de locura. Piso cero. Aún sigo teniendo ganas de fiesta. Son las siete de la mañana y vuelvo al amanecer. Tacones en mano, desmaquillada, y con todas las medias agujeredas de las quemaduras de cigarros. Piso uno. El piso de los valientes. Los que no tienen las rejas puestas en la ventana. Los que simplemente con un toldo se defienden. Suelo bajar siempre a pedirles un poco de autoestima. Piso dos. El piso de las fiestas. Los que molestan al primero y al tercero, pero no les importa. Cada sábado a las 01:59 exactamente, suena la misma canción: "save tonight" para todas las parejas invitadas a la fiesta. Piso tres. Nuestro piso. Lo alquilamos hará ya 5 años. Nosotros no tenemos nada concreto que nos destaque. Aun así, somos envidiables por todos nuestros amigos. Fuimos los únicos atrevidos a casarnos a los 18 años y a venirnos a vivir juntos esa misma noche. Todavía no hemos entrado en la monotonía de que pasen los días como si nada, disfrutamos mucho. "El paraíso no es más que un piso alquilado" dice el que se acuesta cada noche a mi lado en la cama. "Vivimos en un tercero, pero a la vez tocamos el cielo". Cada mañana me encuentro con una sorpresa distinta a los pies de la cama, ¿y sabeis qué? Sonrío. No pido desayunos con diamantes; a mí se me conquista con una caja de donetes y la perfecta compañía.

sábado, enero 5



Que sin preocupaciones la vida puede ser más sencilla de lo que creemos, puede que en ocasiones más corta, pero una vida de esas que se disfrutan. De esas que vives sin reloj, sin móvil, sin televisión. Sin preocuparte de que echan esa noche en antena tres porque la historia que vives tu en tu vida real es mucho más interesante que las peliculas de acción, de amor, o de risa. Sin medicación, únicamente a base de redbulls para no dormirte y disfrutar cada segundo. Sin adicciones. Sin obsesiones. Sin nada que te pare los pies, porque, cuando no tienes preocupaciones vuelas más alto que cualquier avión iberia con destino al caribe. Que sin preocupaciones la locura cobra vida, y se hace dueña de nosotros mismos. Sin pensar ni un minuto en el día de mañana. Sin pasado. Sin futuro. Solo con el presente en las manos y haciéndonos dueños de él. Sin preocupaciones la felicidad puede estar en "los iconos más utilizados recientemente".


viernes, enero 4


Creo que no hay mejor regalo de reyes que tener a tu lado a una persona predecible. Que conozcas sus gestos, sus burlas,y sus famosas respuestas. Con esto, no me refiero a que una persona predecible sea simple, si no que, con el tiempo te sabes de memoria lo que la hace complicada.
Tener a tu lado a una persona predecible, es como si pudieras leerle la mente. Ese poder que la mayoría de gente daría lo que fuera por tenerlo, pero que sin embargo yo no.