Todavía recuerdo su olor. Todavía recuerdo verlo aparecer con sus pintas que según él, era lo que le diferenciaba del resto: "su encantador estilo". Todavía recuerdo sus tonterías. Es más, recuerdo como me miraba cuando iba a decir algo sin sentido y luego se iba a reir. Recuerdo como me daba besos sin venir a cuento.