"R de revolución, A de actitud, P de poesía"
- Nach
Digan lo que digan, el rap es poesía. Es un poema que te lo dicen de la mejor forma que se puede decir: recitándolo.
"Escucha la letra" -dicen cada vez que le dan al play, o que suena en aleatorio justo la que quieres escuchar. Llega. Entra dentro. Se queda.
Frases que entran como puñetazos en tu cabeza y que te enseñan lo que se aprende en la calle, uno de los "ring" más peligrosos.
El rap es como el ángel de la guarda que te acompaña en el coche y en cada paso que das hacia delante (que nunca hacia atrás).
El rap vive para ser tu aliado y para ser la magia que te da la fuerza para seguir en la batalla que es la vida. Muy puta por cierto. A veces.
El rap es el hijo de la literatura. Hipérbaton, sinónimos, antónimos y rimas asonantes; hace figuras literarias sin pensarlo.
El rap es confianza y seguridad. Frase perfecta en el momento perfecto, para derrumbarte más o hacerte el jefe de esa habitación.
El rap es una letra sin pentagrama y sin cable de amplificación, es un micrófono, una mente y un sentimiento.
El rap es la historia de quien se atrevió a decir verdades como cielos y como soles, porque también arden.
El rap es mecheros tocando la luna y manos que marcan el compás del universo, creciendo, para llegar a lo más alto.
El rap te marca el camino, no solo con el ritmo, sino con las inspiraciones en milisegundos que dan los grandes para seguir contándote su historia.
El rap es historia, leyenda, y futuro.