Hablo de las veces que nos hacemos los locos intentando no
ser conscientes, cuando lo que en realidad conseguimos es que apunten hacia
nosotros cual diana con premio en el bolsillo.
El problema no es ser inocente, es simular que lo eres.
Parece mentira que se lancen a las barbas de cualquier persona negando el
intelecto y pensando en la apariencia. A lo fácil. A lo barato. A donde duele.
Eso de atacar sabiendo que la defensa es nula, con un 99,9%
de posibilidades a favor, y sabiendo que los del otro lado no tienen ni la más
mínima esperanza, y que incluso, ni pedirán revancha.
Así es como te ven: como el pez libre fácil de engañar con
un mísero arpón, como un niño pequeño pensando en “Papa Noel”, como un perro
detrás de una pelota, como una niña pija detrás de su bolso de Dior.
Apuntan, disparan, y muerto. Rozado y hundido. Cobarde incomprendido.
Creo que es el momento de decirte que las mejores armas son
aquellas que nadie sabe que existen, o que nadie sabe que están entre tus
pertenencias. Incluso ni tú, que decides no defenderte cuando te atacan.
Siempre eliges la misma historia: “hacerte el loco” e intentar no pensarlo para
que el edificio destruido se repare pronto. Si lo que piensas es que tienes una
gran coraza con la que nadie puede hacerte daño, estás equivocado. Evadirte no
es no entrar en la batalla, es estar dentro con los ojos cerrados.
Despierta y separa las pestañas. No esperes a que te
disparen y curarte, dispara y que no tengan la posibilidad de curarse. Que no
se atrevan a apuntarte. No hará falta ni que vigiles tus espaldas, una vez que
te vean como rival honorable, empezarán a ser ellos los cobardes.
Y defiende a los que huyen, enséñales a coger las riendas y
ponerse al frente sin miedo al desastre. Dibújales el camino de la derrota para
que sea lo más cerca que estén de él en toda su vida y nunca lleguen a
seguirlo. Que no se hagan los locos, que no sean inocentes.
Dejemos la locura para los que creen que apuntándonos,
lograrán que agachemos la cabeza. Tú mientras tanto mira al cielo, intenta
encontrarte y buscar la manera de hacerte de recordar.
De hacerte leyenda.