Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

sábado, abril 19

Y ahí estábamos nosotros, 9 de la mañana en el paseo de Primado Reig. Quién lo diría, nadie apostaba un duro por esto, ni yo misma. En ese paseo por toda la avenida, parecía como si estuviésemos en un mundo completamente paralelo. Lo que hubiese dado por estar contigo en el kilómetro cero, y haber empezado todo desde ahí. Amanecer a las cinco, comer a las diez de la noche, y vivir a las 3 de la mañana como si tuviéramos el horario del otro lado del charco. O vivir en tu espalda, sí, decididamente prefiero eso. Recorrer cada milímetro de tu cuerpo apostando por más y mejor. Oler cada perfume de tus lunares. Memorizar cada una de tus cicatrices y arrepentirme de no haber estado contigo en cada una de tus caídas. Y recaer contigo, en la droga, en la heroína, o en cualquier puta cosa que nos haga adictos. Aunque no hablemos de adicciones, nosotros ya sabemos su definición exacta. Ya sabes, mejor no andarse por las ramas...las cosas claras y, sobre todo, dormir sin ropa. Yo ya aprendí a desnudarte con la mirada, a secarte sin toalla, a besarte sin rozarte, a acariciarte sin tocarte.


Aprendí a morir por miedo a que no sea eterno,
 aprendí a sobrevivir porque sé que es para siempre.