A cada uno le llega su momento, ese momento que todo el mundo llama "momento perfecto" o "el mejor momento de su vida"; pero nadie se para a pensar que igual ese momento ya ha llegado, y te llegó porque no lo esperabas. No te levantabas con la esperanza de que ese fuese el día idóneo, simplemente, te levantabas.
Cuando no mueves los hilos, cuando te haces el mismo zumo de naranja de siempre, cuando sonríes porque te apetece, cuando gritas sin venir a cuento, cuando te duchas cantando como si te fuera la vida en ello, cuando dejas que el destino te lleve por dónde el quiera, entonces llega.
Llega algo mejor de lo que imaginabas, algo que posiblemente cambie tu vida, que te haga mejor o peor persona, pero es algo que hace que aprendas. Aprendes incluso a conocerte mejor. Aprendes que la vida es: 364 días de "feliz no cumpleaños" y 1 día de "feliz hanuka", pero, al fin y al cabo,365 días de felicidad en estado puro.
Es cierto que, a veces, vale más ser feliz, que esperar a que llegue el día para serlo.