Te escribo a la luz de la luna,
orilla de una duna de arena del fondo del mar.
Como la que deja la espuma,
yacía mi pluma,
por los que olvidaron amar.
Yo era un poeta sin fortuna,
tu la inoportuna mujer que quise desnudar.
Ardía entre cantos de cuna mi alma lobuna,
pues ya no me se enamorar.