Dicen que enamorarse no es más o menos, simplemente estás o no estás enamorado. Pero te prometo que yo cada día me enamoro de una cosa nueva de ti. De tu forma de reírte cuando nos cabreamos. De tu forma de ser calzón. De tu forma de asustarte por cosas que prometo que nunca pasaran. Y lo prometo doblando el labio. No tengo nada de que arrepentirme contigo. Bueno, hay algo que si: no haber ido a esa guardería y haber conocido al hombre de mi vida cuando tenía dos años. Pero, al menos eso ha servido para equivocarme durante 17 años y haberme dado cuenta de que esperaba a alguien como tú. Alguien que con sus más y sus menos, más de lo primero que de lo segundo, me complete. ¿Cómo lo haces? La verdad que no lo sé. Pero tienes esa receta, esa receta perfecta para conquistarme con una única mirada. Joder. ¡Que mis días cambian cuando sé que te tengo a mi lado! Y que no me doy cuenta a veces de la suerte que tengo por tener a alguien que daría todo por mi al igual que yo lo daría todo por ese alguien. Que prometo llevarte el desayuno a la cama, plancharte las camisas, ordenártelas por colores, y cuidarte aunque no te guste. Preocuparme por ti. Jugar al poker contigo y con tus amigos siempre con un whisky al lado, eso sí, con más redbull que whisky porque tendrás que aguantar toda la noche despierto. Espero que no tenga que explicarte esa última frase. Quiero mexicanos para llevar, y gofres para merendar. Quiero que en cada lugar del mundo sepas que yo, esté donde esté, voy a estar echándote de menos. Me cago en la puta, qué perfecto es estar enamorado. Que bonito es echar de menos cuando sabes que solo te separa una calle, o que incluso, te separa menos de un centímetro porque toda tu cama huele a él. O porque toda tu boca sabe a su boca. O porque tienes su colonia clavada en la mente, y sabrías reconocerla a kilómetros. Que sí, que lo sé, que tu memoria falla y que la mía es de las más privilegiadas por poder recordar cada paso que das, pero sé que me recuerdas y espero que lo hagas siempre. También espero que me aguantes, que aguantes mis chillidos y mis cabreos, y mi carácter -aunque ya sabes que contigo es mucho más sereno que con los demás-. Que espero que me beses cada vez que gruña, y que me abraces cada vez que vaya a hacer alguna locura. Porque yo solo soy locura contigo mi vida, y sabes que solo sería capaz de tirarme con paracaídas si es contigo.
Gracias por ser uno entre un millón, o, me entrevería a decir, único en el mundo. Y gracias por elegirme a mi- Tu apuesta puede que sea de las más arriesgadas, pero te aseguro que no la pierdes ni hoy, ni dentro de 100 años. Para siempre.