Imagino las azoteas sin restos de presencia con olor a ti y ya no es lo mismo. Es imposible concebir una sola noche de verano sin imaginar
la sorpresa que espera tras cada caza furtiva de tus mejillas.
Que tus prohibiciones no son más que sugerencias bañadas en
tequila, que por mucho que no quieras que lo diga, mi mente grita una y otra
vez todo lo que siento, al igual que las horas fumando y fumándonos para acabar
con ese hipo que solo cesaba cuando hablábamos de comernos.
Poco a poco.
Y me has arrancado la última capa y ahora puedes mirarme sin
gilipolleces. Puedes reírte en los momentos serios, puedes besarme delante del
mundo y puedes meterte en mi cama cualquier día de estos. Que te estoy
esperando.
Se me ha juntado todo; amor, necesidad, deseo, helados de
vainilla con nueces y minutos perdidos (o ganados) en apuestas. Que me lo he jugado todo en
una inversión a largo plazo, y yo nunca pierdo. Afortunados en el juego y
afortunados en el amor. 3PDC.