Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

domingo, abril 12


Hoy es nuestro día, hoy estallamos juntos.
¿Recuerdas esa película en el que una mísera granada, de como mucho 4x3 centímetros, arrasó con media ciudad? Pues algo parecido.
Voy a mirarte como nunca nadie lo haya hecho antes, y voy a intentar formar parte de tu vida con un sólo beso que te arruine los días. Por querer repetirlo. Una y otra vez. Pero intentaré que sea efímero, para que te vuelvas loco en el intento de rememorarlo en otros, que no sean mis dientes. 
Voy a acariciarte cada poro de piel que nadie nunca haya tocado, o que ni siquiera tú sepas que existe. Porque es muy fácil que cualquiera se fije en tu cuello, aunque lo importante sea los 100 mordiscos que te voy a dar cada noche debajo de la luna. 
Voy a hacer recorridos por tus labios, patinando por cada rasguño que cualquier zorra intentase hacer para dejar su huella. Será mi territorio, mi barco a la deriva. La única tripulación que a mil millas a la redonda hace que se alejen los piratas bárbaros de la desilusión. 
Intentaré conseguir que tus pulmones se arrepientan al verme, sabiendo que su perdición llegará de un momento a otro, cuando traten de respirar hondo y solo puedan hiperventilar. 
Voy a ser tu asma, tu paralizante, tu parkinson, tu ceguera, tu insomnio, y sobretodo tu perdición. No lo tengas en cuenta ahora, de eso llegarás a la conclusión tu solo, cuando trates de buscar en otras lo que creías que no tenía yo. O lo que esperabas encontrar en mí.
Te avisé que era sencilla, y que solo necesito dos cervezas para conquistarte. 
Si algún día no quieres que sea yo la que ponga tu vida patas arriba, espero que te acuerdes de mí cuando la Steinburg sea la única salida para emborracharte. No hace falta que te diga nada del champagne, porque se que cuando lo veas, sabrás quién era la que realmente te hacía el amor.