Sí, podemos decir que estuvo bien.
Estuvo bien eso de sonreírnos sin mirarnos,
eso de querernos sin buscarlo,
eso de ser tu y yo sin ser nosotros.
Qué manera tan "non grata" de perder el tiempo, ¿no?
desearnos sin poner punto muerto,
aunque nosotros ya lo estábamos, y nos daba igual.
Los recuerdos nos salvaron una vez más.
A mi también me salvó la poesía de tus ojos, he de decir.
Jugué leyendo entre líneas,
y me drogó tanta palabra.
Creía utilizar la vista, cuando en realidad eran mis manos las que te miraban,
con sigilo,
pero te miraban rozando la timidez.
Conseguí llegar a lo inalcanzable de los imposibles,
y me mantuve, quieta, en tu lado derecho de la cama.
Decidí perturbarte sin que te dieses cuenta,
sin que supieses quien era,
hasta que lo descubriste, pero no a mí.
Descubriste mi plan de enamorarte haciéndote daño,
y sin, por una vez, hacérmelo a mi misma.
Pero también te hice el amor.
Por una vez fui la que abría la herida,
y no la que sucumbe a las noches de "tiritas de compensación".
Ojalá te quisiera mejor,
aunque todavía prefiero hacerlo a mi manera.
Soy, y seré, de las más cabronas que te encontrarás en esta vida,
pero de las que enganchan.