Y lo jodido que es eso de intercambiar el sexo por el mono.
Nunca estuve a favor del porno.
Me fumaba todos los lunares de tu espalda mientras tu te ponías celoso de la nicotina.
Sin razón.
La peor droga era la de tu mirada.
Quise hacerte participe de mi adicción, y conseguiste que cayera aún más en ella.
No me dejabas más elección que la de morderte cada curva,
cada puta línea sin orientación,
que por cierto, dejaría a cualquiera sin aliento.