Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

lunes, noviembre 24

BIENVENIDOS AL DESASTRE
Hoy voy a dejar claro que la mítica frase de "las mujeres son tal como tienen el bolso" es una leyenda urbana que no tiene ningún sentido.
Yo, personalmente, soy una persona que se puede definir como ordenada. Las tarjetas en su sitio, las llaves en el bolsillo pequeño para ahorrar tiempo, y los apuntes subrayados con una gama de colores completamente definida. Pero, si quieres ver o intentar entender la organización de mi vida, es un puto caos.
Mi cama es un desorden completo, y mi cabeza está a la par. Si me preguntas si hay alguien en mi vida, o en mi cocina, o esperándome en alguna cafetería, la respuesta va a ser de lo menos concisa posible, porque no tendré ni idea de qué contestar. No tengo claras ni tres cosas de las mil que rondan por lo que hacen llamar cabeza (no sé ni como llamar a lo que tengo encima del cuerpo). No sé ni para que la tengo porque no la utilizo ni lo más mínimo. 
Llega un momento en el que el desorden del aprecio ha llegado a un límite en el que no tengo ni la más mínima idea de cómo organizarlo, pero tampoco tengo ganas.
Si me preguntas si hay alguien en mi cama, deshaciéndola o cambiando las sábanas, te diré que no hay nadie, pero que a la vez está llena: llena de extraños que parecen conocidos, o de conocidos que al final resultan ser extraños.