Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

sábado, marzo 16


Habíamos llegado al límite.

Se había convertido en algo inevitable recurrir a sus labios al fondo del pasillo, por muy oscuro que se propusiera el final. Jodidos trenes, he estado esperando al mismo tanto tiempo que ya no recuerdo el día en que lo perdí. Por suerte me hice con un nuevo billete. Ese mismo que te robé cuando nos comimos a modo de muertos de hambre en medio de la avenida de la estación.

Esta vez me esperaste para coger el tren a Madrid, y joder, pensé cuando pasó el camarero, ¿no ves que mi compañía ya es suficientemente embriagadora?

Entonces llegó el momento del accidente, el choque de tus labios contra los míos, por lo visto no habíamos perdido la costumbre del primer beso, y me susurraste al oído que me habías querido hasta límites inigualables, pero que habíamos llegado al tope. Que ahora comenzarías a amarme. Empezando por los pies.

Y desde entonces, desde que te di el primer abrazo de nostalgia, tatúo mis sentimientos en tus papeles, y me apunto cada una de tus sonrisas por cada uno de mis lunares, para que cuando los conozcas sientas la felicidad que tendré cuando viva en tu habitación.

Y es que,
tengo ganas de tenerte,
empezando por el límite,
hasta que,
de tanto susurrarte, "te quiero",
se te meta en la cabeza,
que eso es solo el principio.