El primer novio que tuve me enseñó a que hay que querer con los defectos, que no solo podemos querer a la persona en su estado de perfección. Uno de los de en medio, en mi época "soy una capulla, cuidado con quien se me acerque", me enseñó que no hay que hacerle a otros lo que te han hecho a ti, porque, ni se lo merecen, ni tú te lo mereciste en su momento. El hermano de éste, me enseñó que el amor no entiende de edades. Para acabar, mi último novio, ex desde hace tres días, me enseñó que el tiempo en el amor es como un cronómetro: puedes pararlo y sentir que no hay nada más que tú y esa persona, o puedes acelerarlo tanto que, el día que te das cuenta, ya has olvidado a esa persona.