Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

lunes, enero 9

que el "yo no soy como todos" a veces existe



Que sean los capullos los que nos hacen sufrir, y los que, en cierto modo, son lo que más queremos en algún momento de nuestra vida, no quiere decir nada. Los capullos son solo una parte de población, vale, si, puede que la gran mayoría, pero no toda. En ese 15% restante están los que merecen la pena. Los que son increíbles. Los que cuando te ven mal, hacen todo lo que esté en sus manos para verte sonreír. Los que hacen gilipoyeces para animarte. Los que dicen: ‘tu ex te ha dejado porque era diabético, eras demasiado dulce para formar parte de su vida’. Los que no esperan a que les llames, sino que, van directamente a tocarte al timbre. Los que no dejan que el día 14 de febrero estés sola tomando chocolate, no te dejan hacerlo sola, ellos comen chocolate a tu lado. Los que te escuchan, y, aunque no te comprendan, intentan hacerlo. Los que no te dicen: ‘tu y yo a tres metros sobre el cielo’ pero te dicen ‘de aquí al infinito’. Los que opinan que las palabras sobran cuando hay actos que las demuestran. ¡Vivan los hombres que merecen la pena! ¡Vivan los tontos que nos hagan sonreír!
¡Vivan aquellos que, aún sabiendo que queremos a un capullo, nunca se cansan de estar a nuestro lado!