Visité de nuevo el balcón de la nostalgia,
y decidió aparecer,
-sin previo aviso-
un viento evocado al desastre.
Desconcertante.
Distraído.
"Me susurré a mi misma que debía ser amable"
También me acordé de ti
Le dejé pasar
"Bienvenido a este paseo en barco,
y bienvenido a este desternillante huracán.
Quisiera haber dejado el tornado para otro momento, pero,
creo que vienes pidiéndola a gritos,
la guerra, digo.
No quisiera ser yo la que arruinase un paseo gracias a una vela,
ni la que quitase el sonido de ese molino de Castilla,
ni la que no permitiese volar a las hojas en Otoño"
...
Al fin y al cabo
-mejor hubiera sido sin el "fin"-
no tiene nada de malo que el viento me recuerde a ti,
(porque)
antes de subir a este precioso balcón,
eras tú el que me hacía respirar.