Dedicado a las personas que son conscientes de que el arte, la poesía, la música y las letras, son los sentimientos que despiertan el alma. A los locos. A los maniáticos. A los perdidos. A los desordenados. A los cobardes. A los distantes. A los inquietos e inquietantes. A los hiperactivos. A los amantes de la Paulaner. A los que surfean. A los desconocidos. A los risueños. A los imaginativos. A los amantes del cine. A los refugiados. A los que odian el queso. A los imperfectos. A los que odian las normas y se salen de lo cotidiano.

Yo también soy una de vosotros.

domingo, marzo 16

Después de tanta cerveza, de tanta pestaña sin desmaquillar,de agujetas en las piernas de tanto saltar, y de tan poco pensar, he caído en la cuenta, de que esto último es innecesario. Cuanto más pensamos, menos vivimos. Cuanto menos vivimos, más nos arrepentimos. Y cuanto más nos arrepentimos, menos tiempo tenemos para cuando decidimos dejar de hacerlo. No se trata de dejar la mente en blanco, se trata de dejar que se tiña con cualquier color. Viajar con las miradas, volar con los roces de mejillas, correr tras las cometas, morder cada momento. Visitar una, dos, o incluso tres veces el cielo al mes. Patinar por calles cortadas y pedalear por autovías con rumbo hacia "ninguna parte". ¿Sabéis eso de no atarse los cordones al salir de casa? ¿Eso de no sujetarse a nada, de no depender de nadie, y de saltarse las normas simplemente por el hecho de inyectarse una pequeña dosis de irresponsabilidad? ¡Ahoguemos nuestras penas en alcohol! Brindemos por las cosas que merecen la pena, por las cosas que son para siempre, por los momentos que eran perfectos, por la persona que adoras por sus defectos. Sin lamentos, sin miedos, sin preocupaciones, sin pensar, viviendo cada momento para que sea recordado