¿Dónde quedó la promesa de perdernos? ¿De ser nosotros mismos y de que nadie nos entienda? Movernos, de gasolinera en gasolinera. Quedándonos a pasar la noche en cualquier sitio del mundo, porque, en esta vida, como ya sabemos, no hay tiempo de dormir. Querernos. Abrazarnos. Comprendernos. Convencernos de que no hay ninguna señal de "stop" en el camino, y si la hay, que me pongan multa, ya llevo muchas. Siempre sobrepaso el límite de la velocidad por ir como el rayo, por pisar el acelerador cuando me besas. Por no mirar el retrovisor y fijarme únicamente en la cancion que está sonando y en meter quinta. Y, no os confundais, no es adrenalina. Es valentía, porque hace tiempo que no tengo miedo a nada.