+No voy a acosarte más, ni a decirte más veces que te quiero. ¿sabes por qué? porque me gusta quererte. Disfruto viéndote e imaginando conversaciones y paseos que no han sucedido. Y eso me basta. Me gusta. Dejemoslo en manos de la suerte, que ella decida.
-Llevas semanas persiguiéndome, y ahora, dices que lo dejas en manos de la suerte. Sinceramente, cada día me sorprendes más.
+¿Sabes esos bombos enorme de la lotería? Pues imagínate que llenamos uno, con un millón de bolas, con los nombres de todos hombres del mundo. Pues, estoy segura, de que si metiera la mano en ese bombo sacaría tu nombre. Aunque me empeñara en buscar otro o aunque metiera nombres repetidos para hacer trampa, sacaría el tuyo. Y eso es lo que yo entiendo por suerte.