Rememoro épocas disueltas en el tiempo, a baja concentración -permitanme esa expresión científica para que me sirvan de algo los cuatro años de carrera vividos- y me asusta el cambio, por ahora, no afrontado.
No todas las sendas llevan a Roma, ya que no voy a encontrarme allí a los que dejé por el camino, ni a los que me encontraré yendo hacia esa "ciudad del amor".
Porque cuan complejo es el mundo, que ni los más allegados están en el nuestro...
Al igual que las placas tectónicas tiemblan a lo largo de los años, las personas también lo hacemos, y el roce...separa (aunque las mentiras que nos enseñan las dichosas películas de los domingos digan lo contrario).
No existe una vida sin juventud, por lo tanto, tampoco la hay sin vejez.
Pero, queridos lectores, ¿quién nos da vida si no son los años? ¿Y quién es escondida (y jodida) expresión "los años"?
No permitamos que el tiempo arruine nuestras horas, ni que los recuerdos se pierdan en la memoria que algún día no tendremos.
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"Nada es eterno, vivamos el momento"