Yo también.
Decido empezar contándote el final,
por si algún día no soy capaz de contar el principio.
Por eso de que los recuerdos, que te hacen volver atrás,
y te replantean, ellos mismos, porque no te paraste a mirar al frente mucho antes.
Y porque estoy segura de que estabas ahí.
Eso de que las casualidades no existen,
que sus labios decidieron viajar para encontrarse con los míos,
y que sus brazos eran el escudo que me faltaba,
son tan verdad como,
que yo también.
Porque sé lo que es sentir rápido,
y sentir fuerte,
y morirme mientras vivo,
y vivir queriendo ser mil veces mas,
de lo que él ya es,
para mí.
Para nosotros ojalá.
Que sé rememorar cada poro de su piel cuando respiraba,
y sus sonrisas en los momentos más inesperados,
y sus gritos,
que quizá algún día seguirán el compás de los míos.
Que sí, que a veces yo también dudo,
cuando se queda quieto y no deja de mirarme,
pero sus pupilas me la juegan,
y vuelven a hacer que pierda la poca cordura que me queda.
Subiría con sus pestañas al cielo,
y no se si volvería,
a lo mejor sí, para arder en el infierno,
como si fuese de cera.
Extrema distancia, o eso decían.
Recuerda: yo también.